El temor monomaníaco de las grandes empresas de medios es que la gente pueda compartir su contenido digital con sus amigos, construyendo una biblioteca pública de trabajos culturales. Las bibliotecas públicas son unas instituciones maravillosas, y en la era digital se convierten en casi milagrosas: nos proporcionan acceso universal al conocimiento humano y a la cultura -o al menos a lo que se haya publicado- a ninguno o bajo coste. Lo increíble es que es casi automático: una vez que las personas puedan compartir con sus amigos libremente a través de una red mundial, se puede obtener una biblioteca pública digital. Las redes P2P son ejemplo de una biblioteca digital, y la web es otro. El valor de estas bibliotecas para el público es histórico e inconmensurable.
Pero las compañías sirven a sus accionistas, no al público, y están dispuestos a destruír cualquier recurso público que pudiera interferir en sus ganancias. El ordenador personal se construye para el intercambio de información rápida y fácilmente, así que, para que las compañías mediáticas puedan restringir el intercambio necesitan la cooperación de los fabricantes de software desde un nivel profundo. Véase Microsoft.

Con el fin de evitar compartir, las compañías necesitan a Microsoft para hacer dos cosas:

Estas restricciones han ido más alla de lo que muchos esperaban. Por ejemplo, a petición de la NBC, Microsoft impide a los usuarios de Windows Media Center grabar los programas de televisión que ellos elijan, aún siendo la grabación una característica de Windows Media Center. Alegan que ellos solo seguían los reglamentos de la FCC, si bien el Segundo Tribunal de Apelaciones dictaminó que la FCC no tiene autoridad para hacer cumplir este tipo de reglamentos.

Microsoft incluso añade el DRM en contextos en los que ciertas compañías han abandonado en gran parte el uso de esta restricción. Este año, después de que la mayor parte de la música online está libre de DRM, Microsoft lanzó un DRM encubierto para la música almacenada en teléfonos móviles -este servicio tiene una particular limitación: que mucha gente cambia de teléfono cada 6 meses o cada año, pero no hay forma de transferir estas canciones de un teléfono a otro. Si cambias de teléfono cada 6 meses, perderás tu música cada 6 meses. Pero lo más importante, es que este es un sistema DRM que las compañías discográficas ya no demandan tanto, lo que indica que Microsoft tiene su propio objetivo promocionando el DRM, bloquearte. Debido a que el DRM crea una imcopatibilidad artificial, es la herramienta perfecta para atar a los usuarios de un servicio a un producto particular. Cuando la gente compra música desde un servicio de Microsoft, no puede usar cualquier otro reproductor de música (como un iPod por ejemplo). Microsoft lanzó “Zune”, su propio reproductor, pero éste no puede reproducir pistas con DRM de Microsoft vendidos por otros servicios musicales (incluyendo el Servicio de Música MTV URGE integrado en Windows Media Player 11). La presión de las grandes compañías mediáticas no es la única razón por la que Microsoft apuesta por el DRM; el bloqueo es esencial para la estratagia de negocio de Microsoft y el DRM es una manera de llevarla a cabo.

Microsoft no es la única compañía culpable de esto. Apple, a través de su software iTunes, y de su Macintosh, iPod, iPhone y la Apple TV también imponen DRM a los usuarios. Pero Microsoft es particularmente agresivo utilizando DRM, y la integración de los DRM en los más profundos niveles de Windows7 es una razón importante para no comprarlo.

El software libre, por su propia naturaleza, no es compatible con el DRM – si el DRM es añadido al software libre, usuarios y desarrolladores trabajarían para eliminarlo.

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